Piedras. La verdad es que siempre
he sabido en dónde me metía...que el camino nunca sería facil para nada
ni tampoco nadie me iba a regalar nada en el, es más, encuentro
dificultades a cada paso que doy y voy solucionando con el ingenio como
buenamente puedo todas y cada una de las necesidades que me surgen,
aunque parezca contradictorio, disfruto...disfruto cada paso de este
sendero que la vida me ha dado el privilegio de vivir.
Niño.
Cuando eres niño tienes una visión idealizada de la vida, que todo es
de color de rosa...y desde tu perspectiva todo parece más grande, todo
es una gran aventura...Las vacaciones parecen eternas, los días se hacen
muy muy largos y un año parece que has vivido toda una vida. Y si
tienes la fortuna como es mi caso de saber que es lo que quieres ser de
mayor, ves aquella meta como el mayor de los faros que te ilumina los
pasos en la vida, el que siempre pese a la densa niebla que nos mueve en
la vida nos ayuda a seguir un rumbo fijo. Siempre supe lo que quería
ser desde niño...desde que tengo uso de razón no he querido ser otra
cosa, no contemplaba otra opción y sabía que tarde o temprano, iba a
lograr comenzar a caminar en este maravilloso proyecto de vida, tenía la
inquebrantable fe de quien pretende desgastar una roca con un
cuentagotas en esto.
Realidad.
Hoy dia...casi casi después de un año caminando, corto desde mi punto
de vista porque cuando estás divirtiéndote el tiempo pasa mucho más
deprisa que en una salita de espera, así que sin duda ha sido fugáz. Y
he de concluír, apenas a un par de días de acabar las clases y comenzar
la etapa de lidiar con los exámenes que he aprendido mucho...muchísimo,
pero no sólo de medicina, de sociedad, de amistad, del amor, de la
ética, de la vida...De un año para acá he cambiado mucho, he visto la
muerte pasar junto a mi y sonreír pícaramente mientras se llevaba a
ancianos, jóvenes, niños y yo impotente, nada podía hacer. He visto el
drama humano de las personas y la sociedad, pero también he podido
contemplar la dicha y la alegría que supone no volver a ver el mismo
nombre en las historias clínicas porque aquella persona...ya se recuperó
y vuelve a su casa a seguir con su vida, quizás nunca te diga gracias
porque desde un frío laboratorio no te llegue, pero la satisfacción
personal de haber participado en su recuperación no tiene precio alguno.
Cierre.
Parece un camino así contado idílico pero...tan sólo es el principio de
este y testimonios me llegan de aquellos que llevan ya "el motor
quemao" de tantas y tantas asistencias y horas de servicio, ese cotilleo
informativo de historias, ese comentar en los pasillos, esa falta de
ética, de pudor profesional, ese espiar por el mero hecho de conocer sin
ser necesario o ese caminar por la bajeza de nuestro trabajo. Tenemos
en las manos a personas, no cuerpos ni órganos, pacientes, no números en
una historia, tenemos vidas en nuestras manos que confiadamente quieren
que resolvamos y ojalá no pierda esa perspectiva de niño que tenía de
esta tan bella carrera ni acabe sucumbiendo a ese ruin día a día en que
muchos a veces presas de la desídia o simplemente por el mero hecho de
cotilleo hacen a diario, ojalá no caiga jamás en esa tentación, y bien
de ocasiones que tuve pero ante todo y sobretodo profesionalidad.
Quisiera alertarme a mi yo del mañana, que leerá estas líneas, que sepa
que le estoy vigilando, que nunca deje de trabajar en pro de la verdad,
de la libertad, de la vida y al servicio de los demás, que nunca deje de
buscar la mejor solución que seguro estará al lado de la vida, que
todas las dificultades se resuelven salvo la muerte equitativa pero...el
resto tiene solución siempre. Quizás no sea la asignatura más
importante Valores personales y profesionales pero si muy necesaria para
el día de mañana, pues quiero convertirme no sólo en médico, sino en el
sueño del niño que fui ayer.